Un extenso centro de detención de migrantes en el extremo este de El Paso se pierde en el desierto, con una apariencia modesta para los transeúntes. Su distancia de la carretera disminuye la visibilidad de su tamaño.
“La instalación es realmente muy grande y seguirá creciendo”, dijo el lunes la representante estadounidense Verónica Escobar, demócrata de El Paso, después de realizar un recorrido de dos horas y media por la estructura de carpas en acres de terreno militar al norte de Montana Avenue, cerca de George Dieter Drive.
“Es realmente enorme. Es una instalación enorme que requiere mucha energía, muchísima energía, para funcionar. Y requiere mucha gente”, dijo Escobar, el primer miembro del Congreso en entrar al Centro de Detención del Este de Montana del Departamento de Seguridad Nacional.
El centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), ubicado al este de la calle Montana, en los terrenos de Fort Bliss, comenzó con un presupuesto de mil 240 millones de dólares y empezó a recibir detenidos el 1 de agosto, actualmente alberga a unas mil personas, todos hombres. Se espera que su capacidad aumente a unas 5 mil personas, incluyendo mujeres, próximamente, convirtiéndose en el mayor centro de detención federal para civiles del país.
Escobar dijo que la instalación es una carpa reforzada con pisos duros y paredes que no llegan hasta el techo, pero que crean cierta división y privacidad. Hay cámaras por todas partes, añadió.
La financiación proviene del presupuesto del Departamento de Defensa bajo el proyecto de ley de reconciliación, conocido como Big Beautiful Bill, que previó 45 mil millones de dólares en fondos suplementarios para duplicar la capacidad de detención de migrantes a 100 mil camas.
“Cuando piensas en la cantidad de dinero que se está canalizando a estas instalaciones… piensa en cuánto bien haría ese dinero si se gastara en la comunidad, si se gastara en acceso a cuidado infantil para los niños de El Paso, si se gastara en preescolar universal para los niños de El Paso, si se gastara en atención médica para los paseños”, dijo Escobar durante una conferencia de prensa a las afueras de las instalaciones.
El Centro de Detención del Este de Montana es el último en abrir en los últimos meses como parte de los esfuerzos intensificados de control de inmigración y deportaciones masivas por parte de la administración Trump, que busca deportar a un millón de personas al año.
Al menos otros tres centros de detención se han abierto en los últimos meses en todo el país, incluidos los llamados Alligator Alcatraz y Deportation Depot, en Florida y Speedway Slammer en Indiana.
Si bien se desconoce la superficie de este centro de detención ubicado este de la calle Montana, un centro similar con tiendas de campaña en el noreste de El Paso, con capacidad para mil personas, ocupa aproximadamente 153,000 pies cuadrados (1.5 héctareas) en 28 acres ( 11 héctareas).
El Centro de Procesamiento de Servicios de El Paso, ubicado en la avenida Montana, cerca del bulevar Hawkins, también puede albergar hasta 1,000 detenidos. Es probable que ambos permanezcan operativos, afirmó Escobar.
Casi 59 mil 400 personas estaban detenidas por ICE al 10 de agosto – el 70 por ciento de ellas sin condenas penales, según el Centro de Acceso a Registros Transaccionales de la Universidad de Syracuse, o TRAC.
En El Paso, TRAC reporta un promedio diario de detenidos en el Centro de Montana de poco más de 800 al 4 de agosto, y otros 180 en el Centro del Noreste. TRAC aún no refleja las estadísticas del Centro del Este de Montana.
Escobar elogió lo que parecía ser una instalación médica “altamente sofisticada” en el sitio, y dijo que la cocina y las áreas abiertas son grandes y limpias.
Aun así, expresó varias preocupaciones, incluyendo que las instalaciones, que ahora funcionan con generadores, requerirán una gran cantidad de energía y agua para su mantenimiento. Además de los servicios públicos, Escobar dijo que temía que el campamento estuviera “capturando” profesionales de la salud de la región, ofreciéndoles empleos temporales pero bien remunerados.
Escobar dijo que no pudo hablar con los detenidos como lo había hecho en visitas anteriores a otros centros de detención, incluso durante la administración anterior de Trump. Añadió que el proceso para que los abogados y las familias accedan a los detenidos aún no está claramente definido.
Escobar, a quien a principios de julio se le negó el acceso a las instalaciones cerca de Hawkins , afirmó que desde entonces su personal ha podido visitar el lugar y hablar con los detenidos. Comentó que se encontraba en el pleno de la Cámara de Representantes en Washington, D. C., cuando se le permitió el acceso a su personal y que se quedó con “mucho trabajo de casos, del que no podemos hablar”. Se refirió a la asistencia que los miembros del Congreso brindan a sus electores para resolver problemas relacionados con las agencias federales.
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